Brindar significa ofrecer, mirar a los ojos y expresar desde el alma lo que deseo de bienestar, prosperidad, grandeza para el otro, para ese alguien que quiero, que me importa … Los motivos son diversos, y hoy te invito a encontrar tus razones por las que celebras vivir… Donde sea que te encuentres ¡un brindis por la vida!
Esta semana se sumaron más acontecimientos a nuestro diario vivir. Nos rodea un entorno complejo, desafiante y las semanas prolongadas de incertidumbre y cambios en nuestros hábitos, que han ido acompañadas de tensión y expectativa, comienzan a provocar un sin fin de emociones vulneradas. Y es aquí donde tenemos que abrir de mayor manera nuestro entendimiento y disposición a seguir avanzando y encontrando los motivos que nos hacen amar la vida.
También es verdad que puede ser que ahora tú, o un ser querido, estén atravesando por un momento en donde se sientan incapaces de modificar las circunstancias adversas solo manteniendo pensamientos y actitudes favorables, que ya están presentes más tiempo sentimientos de enojo, miedo, sensaciones de fracaso o desamparo, fatiga, menor tolerancia, alteraciones del sueño, sentimientos a flor de piel, cambios de humor, etc. Y si bien es el momento de sacar a flote nuestra resiliencia, longanimidad y antifragilidad, pudo haber llegado la hora de dejarse acompañar por un profesional de la conducta ya. Y dejarse ayudar es parte de un acto de grandeza, de quererse y de saberse cuidar favorablemente.
Una realidad como la nuestra, en este extraordinario presente, y lo digo así porque se salió de lo ordinario, nos ha puesto en un escenario de confinamiento, lejanía del contacto físico, pérdidas que no necesariamente tienen que ver con vidas humanas, también se están presentando quebrantos de espacio, privacidad, libertad, autonomía, empleo, economía, relaciones, descanso, actividades muy apreciadas, convivencia, etc., y todo esto mezclado, simplemente nos ha puesto en jaque. Escribe o coloca en tu mente lo que describa lo anterior, en tu caso, qué consideras que has perdido actualmente.
Y frente a la lista de las pérdidas, hagamos la lista de las ganancias. Richard Bach, en el bello y atemporal libro de Juan Salvador Gaviota, escribió: “No existe ningún problema que no te aporte simultáneamente un don”. Por lo tanto, esta lista en donde podamos plasmar nuestros aprendizajes, enriquecimientos espirituales y de conciencia, ganancias en nuestro crecimiento personal, en madurez, en lo material y social, también lo que hemos conservado, nos permitirá ir poniendo en perspectiva el otro ángulo de las circunstancias.
Ahora, viendo frente a ti ambas listas, de lo que te ha exigido y requerido este tiempo de confinamiento, lo que has perdido y lo que has ganado, reflexiona ¿de qué te das cuenta?, ¿qué tienes y a quiénes tienes?, ¿quién cuenta contigo y con quién o con quiénes cuentas tú?, ¿qué te gustaría hacer con esto que reflexionas?, ¿qué agradeces de todo esto?
Cuando en nuestro recorrido de pérdidas y ganancias, siguen apareciendo dividendos ¡valoremos la vida, la experiencia! Y si en estos avatares siento que estoy dando más que recibiendo ¿qué significa para ti dar?, ¿desde que parte de ti contribuyes, compartes? Porque DAR desde el corazón, con sencillez y sinceridad, también es una oportunidad maravillosa de crecimiento, desarrollo y plenitud.
Incluso hoy, estamos recibiendo mucho: prestadores de servicios que no se han podido apartar del trabajo cotidiano, personal de salud que vive grandes faenas, madres de familia y maestros que procuraron salvar un año escolar, trabajadores que han mantenido en funcionamiento toda una cadena productiva y de abastecimiento y ¿eso cuenta? Pienso que sí y mucho, y ¡claro que brindo por la vida!, ¡por tu vida y porque estás aquí!
Leyendo hace tiempo unas líneas escritas por Juan Cruz Cruz, profesor honorario de la Universidad de Navarra, docente de la asignatura de alimentación y cultura, mencionaba que no se brinda “desde ni por una situación de necesidad”, señaló que el brindis tiene una afinidad con la magnanimidad o grandeza de alma, porque en realidad brindas deseando lo mejor a alguien porque deseas que sea próspero, que logre en grande sus anhelos, cumpla sus sueños. Yo quiero que en la vida sigan pasando bellos sucesos.
¡Un brindis por la vida! Porque nos siga regalando amaneceres, porque siga manifestando su grandeza en los detalles que están en lo que nos rodea; porque en cada día sigan presentes nuevas oportunidades. Y tú ¿por qué brindas?
¡Hasta muy pronto!
Ana María Nájera
Compartiendo e impulsando transiciones
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