Si una persona quiere crecer en su seguridad y confianza personal, tiene que plantearse muchas preguntas y mejor aún; dar respuesta y de lo primero que hay que hacerse cargo es de poder responder dos importantes preguntas: ¿quién soy? y ¿cuál es mi propósito en la vida?

Ante un escenario en donde muy probablemente tienes la condición de replantearte un nuevo rumbo, en el que nuevos desafíos o intereses están retando tu proactividad, o simplemente hay algo que está llevándote a dudar de tu próximo futuro, se hace vital que reflexiones en tu propósito de vida y te respondas; ¿cuál es mi por qué y mi para qué vivir?, ¿con qué recursos internos cuento para lograr lo que quiero?, ¿qué responsabilidades voy a asumir para lograr lo que me propongo? Y ¿quién soy yo para desear y lograr lo que deseo?
Es maravilloso encontrarse con personas que conservan su curiosidad innata, que esa etapa de la infancia dónde todo lo preguntaban, continuó a lo largo del tiempo. Y si encontramos a alguien que ya no plantea preguntas, que deja de averiguar o no se detiene a indagar y mucho menos a auto cuestionarse, hay una labor importante a realizar.
Si alguien quiere crecer en su seguridad, en su auto confianza, tiene que plantearse muchas preguntas y mejor aún: dar respuesta. De lo primero que hay que hacerse cargo es de poder responder:
- ¿Quién soy?
- ¿Cuáles han sido y son mis circunstancias?
- ¿Qué características y valores personales me distinguen?
- ¿Qué memoria conservo de mi historia?
Y justamente todo esto va conformando la identidad personal, de la cual se dice que es todo aquello que nos define como individuos y nos permite reconocernos, tener memoria de lo que nos ha influido en quienes somos. Si bien vamos teniendo cambios tanto cognitivos, como físicos y de comportamiento, también nos mantiene la convicción de que, en esencia, somos la misma persona en todo momento. Nuestra historia y experiencias, el ambiente que nos rodea, la familia a la que pertenecemos, la individualidad que compartimos va creando esta identidad, la cual se vincula con la información externa y funcional que poseemos, así como con nuestro cuerpo, nuestros sentimientos e ideas que tenemos en relación con nuestro yo interior.
Cuando sé quién soy, el aceptarme y quererme va a poder consolidarse a través de un proceso mucho más poderoso y sólido, y parece curioso pues es justo aquí donde el momento de responder lo que quiero en la vida también va a fluir. Tener un propósito, darle un significado, guiar nuestros pasos y enfocarnos para alcanzarlo, le da sentido a nuestra vida.
“Quien tiene algo por qué vivir, es capaz de soportar cualquier cómo”
Nietzsche
Como seres capaces de crear, de apropiarnos de nuestro propio destino, es importante no olvidarnos de quiénes somos, de lo que hemos enfrentado y de lo qué somos capaces de hacer para alcanzar nuestros propósitos, los cuales pueden corresponder al terreno personal, familiar, laboral, social, artístico, etc., ¡el que sea! Lo más valioso es que nos dé significado, ilusión, energía y nos llene de vida, de entusiasmo, que sea un motor. Esto no es fácil pero sí necesario y muy importante, trascendente diría yo.
Tener un objetivo, un propósito, puede ser la fuerza que me impulse a vencer obstáculos, a seguir adelante, a no sentir vacíos en mi vida, a enfrentar la incertidumbre, a poner nuestro mejor esfuerzo, nuestros más grandes talentos al servicio y consecución de esa meta. Recordemos que estamos pasando un tiempo de desafíos, de cambios inminentes, de grandes retos.
Hoy transcurre un tiempo donde nuestro empoderamiento personal se verá fortalecido con la claridad de la identidad personal y el propósito de vida. Escuché en estos días una propuesta de la Coach Sandra Rábago, a través de las siguientes preguntas:
¿Cómo has salido antes de otras adversidades?, ¿cuáles fueron los recursos, las habilidades que te llevaron a salir adelante?
Hoy, al irte a dormir, toma en cuenta todo este entorno de pandemia, cuarentena, limitaciones, etc., e imagina que mañana, cuando despiertes, ya todo esto terminó, las cosas están bien y fuera de peligro. Pregúntate:
Cómo estaría viviendo mi vida ahora
Qué querría que esté pasando
A veces, desde imaginarte lo que te gustaría que pasara cuando todo esto termine, puedes encontrar o reafirmar tu propósito, tus nuevos objetivos y más aún, preguntarte ¿qué debo hacer para acercarme a conseguir mis anhelos más profundos?, lo que hago en este momento ¿me acerca a lo que quiero?
En ocasiones, para llevar adelante esta tarea, cae muy bien el acompañamiento y la escucha, la suma de preguntas que llevan a poder responder con frescura y objetividad el ¿quién soy?, ¿cómo quiero enfocar mi proyecto de vida?, ¿cuál es mi propósito? El mío es estar para ti y acompañarte en este camino.
¡Hasta muy pronto!
Ana María Nájera
Compartiendo e impulsando transiciones
Dra. Irma, una motivación muy grande para seguir escribiendo es el saber que le agradan. Gracias a usted
Dra. Najera que hermosas reflexiones, cuanta enseñanza en sus sabias palabras, muchas gracias!